sábado, 4 de julio de 2009

ROBUSTECE TUS DEFENSAS...

Nos enfermamos debido a los gérmenes y a cuán susceptible somos a éstos. El sistema inmunológico determina nuestro grado de vulnerabilidad y sus defensas pueden debilitarse a medida que envejecemos, si nos alimentamos mal, no dormimos lo suficiente, fumamos o llevamos una vida sedentaria. De hecho, ya varios investigadores han analizado los efectos del ejercicio en el sistema inmunológico. Los resultados indican que un adulto promedio contrae gripe de dos a cinco veces al año, mientras que las personas muy activas se resfrían un 25 por ciento menos al año que las personas sedentarias.
Cuando hacemos ejercicio, nuestro sistema inmunológico experimenta varios cambios. Algunas células de defensa empiezan a circular más rápido por todo el organismo y, por lo tanto, pueden desplazarse y atacar las bacterias y los virus con mayor rapidez. Aun cuando el sistema inmunológico regresa a su estado normal varias horas después de la actividad física, el impulso que se recibe se prolonga a largo plazo y aumenta las posibilidades de victoria de nuestras defensas. A estas alturas, muchos se preguntarán si entonces deben ponerse a hacer ejercicio para curarse más rápido. La cosa no es tan sencilla y es necesario investigar más este punto.